viernes, 9 de noviembre de 2007
oratio
"Destruid este templo y en tres días lo reconstruiré". Replicaron los judíos: Cuarenta y seis años se ha llevado la construcción del templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?" Pero Él hablaba del templo de su cuerpo. Por eso, cuando resucitó Jesús de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho aquello y creyeron en la Escritura y en las palabras que Jesús había dicho.
Nosotros somos Templo también, templo del Espíritu Santo.
¿Hago lo posible por ser un templo digno?
¿Me dejo llenar por el Espíritu, o conmigo me basto?
Que me pueda vaciar de mí, Señor, para llenarme de Tí; si no, ¿qué transmitiré?
Que me vacíe para saber recibir también aquello que los demás me dan.
A veces, se me hace más fácil dar, dar, dar....quizás por pensar que yo tengo más(y mejor)...en vez de aceptar con humildad al otro que viene en mi ayuda.
No lo escucho, sólo me escucho a mí: lo que me conviene, lo que yo pienso, mi modo de hacerlo...
Necesito tu ayuda, Señor, a través de los que me rodean. Porque mi llama se tambalea aunque sólo sople una leve brisa y necesita del candil del prójimo para que tu Luz brille a través de mí.
Que me deje hacer, que me abandone en tus manos.
Que éste sea un propósito sincero, Señor.
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