Una semana no del todo buena....mala, subjetivamente, mala; aunque si la analizo con mayor objetividad, pues las circunstancias no eran tan adversas...e incluso algunas bonitas.
Conclusión: no es lo externo, soy yo misma, el cristal con que miro es el que me hace ver las cosas más negras.
Un año más, tibieza donde debería haber calor para acoger al Niño.
Falta de constancia en la oración y falta de amor fraterno.
Pocas cosas en mí que puedan ayudar a que los demás vean a Jesús...mientras de pensamiento me quejo de la pérdida del sentido verdadero de la Navidad a mi alrededor.
Esta mañana una niña de unos cuatro añitos iba con su padre y su hermano por la calle.
De repente, y con esa capacidad de admiración de los niños, exclama:"¡Papá!las nubes se mueven!". Y me ha arrancado la sonrisa del día, y el pensamiento de hacerme niña...pero cuánto me cuesta!
Señor, necesito tu ayuda. Necesito que nazcas...en mí.
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